E Escrito ¡Bravo, Charly!

 



A veces los textos se escriben solos, como decía Pirandello.  El  escritor es un mero accidente. Hojeando el libro “ Retratos” de Pablo Bernasconi, entre sus montajes, collages, caricaturas, o lo que se quiera llamar a  las admirables síntesis personales  logradas en  esas obras de arte, uno de los “retratos”  me resultó reconocible de inmediato. Todos los elementos del montaje eran alegóricos al personaje. El cabello ensortijado en mil rulos-si hubieran sido de cinta de casettes, tal vez mas a la época – las enormes gafas  negras;  los ojos exageradamente abiertos, con ayuda  tal vez de un par de líneas aspiradas;  la nariz recta; el bigote bicolor; la cara de  pentagramas con música impresa,   flaca con la pera afilada- ya olvidados en su cara actual, cercana a luna llena. La garganta es un tubo de aerosol,  a los que es un gran afecto, como lo recuerdan las paredes interiores de su casa, con grafitis propios y ajenos.

Coronado  por  dos pares de teclas cual Moisés, remata en el remolino de cabello-cinta la inefable tarjeta de “Do not disturb”  de  hotel, lugar emblemático de sus tropelías y hazañas peligrosas.


-¿Por qué lo hacés?

-¿Qué cosa?

- Eso que hacés de vez en cuando, en los hoteles

-¡¡No sé por qué carajo lo hago!!

-Pero  debe haber una motivación, un impulso, algo…

-Ponele, algo…

-¿Qué?

- ¡No sé, que sé yo, flaco!

- ¡Dale, ponete las pilas, largá un poco!

-¿Nunca hacés las cosas porque sí? ¿O sos un tremendo pelotudo estructurado hasta para cagar?.

- Bueno, no estamos hablando de mi, estamos hablando de peligro.

-Todo es peligroso en la vida,  acordate de los Falcon verde de los milicos..

-…

- Cruzás la calle y un boludo  en pedo te hace bolsa, y te convierte en estadística.

-Pero vos te arriesgás mucho sólo,  nadie te pone en peligro…

-¿Querés verso  psicoanlaítico?  Te doy verso psicoanalítico. No es gratis, y vos lo sabés, hacer la secundaria ese colegio de mierda manejado por  por los milicos. Acordate. Cagás y meás a horario, hasta los pedos tenés que  tirártelos a horario. Algo te queda de libertad encerrada y reprimida. Y sale. A veces todo te rompe las pelotas,  los recitales, los productores, te podrís de las habitaciones falsas de los hoteles, con cuadros neutros y objetos que no dicen nada, y bueno, de ahí sale eso…


El ambiente se puso difícil. Seguimos hablando de cosas sueltas,   como para distender y que  Charly no me eche a patadas en el culo, como ha pasado con otros periodistas.  Nos concomemos desde la secundaria en el Instituto de Huérfanos Militares“ Dr.Dámaso Centeno”, en Caballito.  Charly era ya un rebelde, dispuesto a hacer cuanta perrería se podía a los celadores, a los profesores y a todo el sistema. Las mesas de arena donde se recreaban las batallas de la historia eran su lugar predilecto.  Soldados cabeza abajo,   montañas hechas con la caballería y tapadas de arena,  un tremendo estornudo que salpicaba de arena  a todos los circundantes,  un cambio de bando de soldados cuando el profesor-adusto militar (R.E.)  con cara de nada-  se distraía o lo distraía. Hábil para esos movimientos, siempre quedaba en suspenso quién había sido.

Era la imagen de lo que fue el país unos años después, nada mas que no eran soldaditos de plomo y miltares retirados,  sino seres humanos que  aparecían cabeza abajo o apilados, golpes que no hizo nadie y que hasta taparon una venganza personal  contra un almirante que había hecho cornudo a la persona equivocada.  Rebeldía  que se perseguía, se quería neutralizar, pero siempre rebeldía y represión, en un juego de caja de arena, en batallas que se saben cómo empiezan y cómo terminan. Pero Charly siguió con su rebeldía, encubierta en sus mensajes en los años de plomo,  y con el cambio de tiempo, explícito en música y en hechos. Somos una generación Charly, pensamos un mundo mejor y resultó peor. Solo puedo cerrar esta crónica con un ¡Bravo Charly García!, los que nos dejaron  vivos de tu generación te saludamos.



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