E Joe y el sueño
Nombre: Jorge Raúl Vásquez
Comisión: 56
Docente: Santiago
Castellano
Consigna: Escribir un cuento dentro de un cuento
Tipo : Individual
Versión: Original
Titulo: Joe y el sueño
Fecha: 23 de mayo 2022
Joe
y el sueño
Es un sueño que se sueña a sí mismo en una realidad atenta y despierta. Yo camino por las calles donde la noche se hace jirones de niebla, en lenta procesión, inclinados hacia adelante, avanzan, humedeciendo el adoquinado, transforman las luces, en esferas blancas, que no iluminan.
Borceguíes media caña, gorro de lana negro calado hasta los ojos, bufanda negra cubriendo la nariz , la boca, el mentón y el cuello, enfundado en un sobretodo de grueso paño jaspeado en marrón y blanco, a veces yo era niebla y otras sombra. Joe era el fantasma de Joe. Le gustaba deambular por la niebla, hecho uno de sus jirones, fantasma real en medio de parecen fantasmas. Al cruzarse con un humane, siempre se daban vuelta a buscar esa presencia que no veían pero presentían, y Joe sonreía en sus dimensiones distintas a las de los humanes y su mundo. Caminaba por las calles que lo vieron crecer y morir, eternas y cambiantes, humanas en su obra.
No voy a ninguna parte. A veces prendo un cigarrillo para ver el efecto del humo y la brasa roja entre la niebla, mientras la humedad me moja la cara que quedaba descubierta. No pienso en nada, el caminar es el camino y el pensamiento. No hago ruido, la suela de los borceguíes amortiguan los pasos. Nadie en la calle, cortinas bajas, puertas cerradas. Esas calles por las que pasa la historia en pasado, presente y futuro. Tenía todo el tiempo en un eterno presente que era su satisfacción. Evocaba las historias y su historia, apuñalado en un rincón de esas esquinas por otro como él, esa mezcla de malandra y compadrito de San Telmo, sin escuela ni oficio sin destino sin país sin ciudadanía. Se desangró en una esquina una noche de niebla, no gritó. ¿Para qué?¿Quién lo iba a oír? ¿Qué podían hacer? Quedó preso de las calles en esas otras dimensiones. Siento una sensación extraña, como que alguien me sigue, miro alrededor y solo niebla, a veces más densa, a veces más fantasmal.
Me despierto y estoy en casa, veo el sobretodo con la bufanda, el gorro, las medias gruesas, la camisa leñadora de lana roja y negra, el pantalón de paño forrado todo apilado en una silla, con los borceguíes al lado. ¿Caminaría o soñaría que caminaba? No importa. Prendo un cigarrillo mientras la niebla sigue pasando por mi ventana, y siento otra vez esa sensación extraña de que alguien está cerca, pero no hay nadie, sólo la niebla.
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